Queridos hijos, volveos a Aquel que es vuestro único Camino, Verdad y Vida. Alejaos del mundo y servid al Señor con fidelidad. Abrid vuestros corazones y escuchad la Voz del Señor. Dejad que Él transforme vuestras vidas. No os olvidéis: Todo en esta vida pasa, pero la Gracia de Dios en vosotros será Eterna. El demonio actuará para alejaros de la verdad, pero no permitáis que las tinieblas del enemigo os alejen de la verdad. Vosotros sois del Señor y solamente a Él debéis seguir y servir. Buscad fuerzas por medio de la oración. Alimentaos con el precioso alimento de la Eucaristía y seréis fuertes en la fe. Vivís en el tiempo de las grandes confusiones, pero aquellos que aman la verdad jamás serán engañados. Escoged a quién queréis servir. Recordad: en todo, Dios en primer lugar. Yo os amo tal como sois y he venido del Cielo para llamaros a la conversión. Escuchadme. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.

Queridos hijos, doblad vuestras rodillas en oración. No permitáis que el demonio robe vuestra paz y os aleje del camino de la salvación. Los hombres perversos se unirán y muchas naciones beberán el cáliz amargo del dolor. Los hombres y mujeres de fe serán perseguidos y el dolor será grande para los que aman y defienden la verdad. Cuando sintáis el peso de las pruebas, llamad a Jesús. En Él está vuestra fuerza. Fortaleceos en la escucha y en la vivencia del Evangelio, en la oración y en la Eucaristía. Yo soy vuestra Madre y estoy a vuestro lado, aunque no Me veáis. Coraje. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.

Queridos hijos, estad atentos. La semilla del mal crecerá cada vez más entre Mis pobres hijos. No permitáis que el demonio os engañe. Sed del Señor. Amad y defended la verdad. Lo que es falso será cortado y arrojado al fuego. Defended la Iglesia de Mi Jesús con la espada de la verdad. Vosotros sois del Señor y las cosas del mundo no son para vosotros. Cuidad de vuestra vida espiritual. Buscad fuerzas en la oración y en la Eucaristía. Aún en medio de las tribulaciones, testimoniad con vuestra propia vida que sois del Señor. No os desaniméis. El demonio quiere debilitaros, pero vuestra fuerza está en el Señor. Abrazad la Gracia del Señor y saldréis victoriosos. Adelante por el camino que os he señalado. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.